jueves, 16 de abril de 2020

P.del Lenguaje (cuadernillo)


Prácticas del Lenguaje

Las historias de terror forman parte de lo que vemos, oímos y nos contamos los seres humanos de todas las épocas y de todos los lugares del mundo. Aquello que nos provoca miedo también nos provoca interés y ganas de comunicarlo. Por eso, ahora vamos a adentrarnos en este mundo a través de algunos relatos que incluyen elementos terroríficos.

Actividades
1.    Les proponemos que lean atentamente el siguiente cuento de Mercedes Pérez Sabbi:

Hay fantasmas en mi cuarto

No sé quién apagó la luz; pero mi cuarto quedó oscuro. Debía avanzar; pero… ¿hacia dónde? Sentía la presencia de ellos acosándome en el silencio. Sí, lo sabía, estaban allí, en algún rincón mirándome desde arriba o al ras del piso. Un jadeo orientó mis pasos, una risa sarcástica los desvió. ¡Auuuuuuuuuuu...! Se alternaron los sonidos: risas..., gemidos..., risotadas..., aullidos. Tropecé, giré velozmente. Estaban allí, lo sabía. Los dedos de mis manos buscaban a tientas una porción de algo conocido: la madera lateral de mi cama, la punta redondeada de mi mesa de luz, el almohadón con flecos, los pelos lanudos de mi muñeca. Tambaleé, mis ojos aquietados no parpadearon, busqué contra lo que supuse que era la ventana cerrada, pero estaba abierta, un aire fresco de tormenta la delató. Mi codo derecho rozó con algo: la pila de cajas vacías de zapatos se vino abajo; ruidos pequeños, risas grandes. Apenas me detuve. Mi pie corrió una caja y seguí paso a paso, como mi corazón. De repente, un silencio expectante y traicionero copó el lugar: nadie reía, nadie jadeaba; pero yo sabía que estaban ahí, ocultos, conteniendo el aire, hasta que en un instante sin medida, palpé la forma de un rostro caliente..., un cuerpo enrollado, agitado. La luz de la lámpara del techo y la voz de Nicolás quebraron el sortilegio:
–¡No vale Eloísa...!, espiaste. Tenés que empezar de nuevo.
Ofendida, me arranqué el pañuelo de mis ojos; una lluvia de colores brillantes se mezcló con mi rabia y le dije:
–Sos un tramposo. Yo al cuarto oscuro no juego más. Y mientras me alejé presurosa, los demás salieron de sus escondites para seguirme con sus caras de fantasmas desilusionados.
 Lo sabía.



2.    Ahora, les pedimos que escriban un breve texto en el que describan los objetos, elementos, sensaciones y sonidos de terror que Eloísa va encontrando en el camino y hacen que sepa que hay fantasmas en su cuarto. Por ejemplo, cuando decimos que “un ser es extraño y aterrador”, o “que una casa era muy oscura y por ello asustaba”, estamos describiendo.

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